Hace tiempo…
Después de un largo tiempo sin apenas escribir unas líneas, siento una necesidad imperiosa de hacerlo… ¡De escribir y comunicar al mundo! En este caso, al “mundo digital”. No sin ser consciente de los riesgos que implica.
Ya nos encontramos de lleno en la Navidad (por cierto, ¡Feliz Navidad!), y es curioso recordar cómo el mundo va cambiando a pasos a agigantados. Como la tecnología se ha impuesto y hemos caído en la dictadura de la “era digital”.
Sirva como ejemplo esas felicitaciones navideñas, que, en antaño, nos enviábamos a veces con semanas de anticipación, para que, en el mejor de los casos, estas, llegarán en estos días a su destino. De hecho, en mi casa, estas felicitaciones acompañaban sobre todo al “Belén”, que preside nuestro comedor. Era una forma de tener presente a todas aquellas personas que, de algún modo, se habían acordado de nosotros, ya fuera como familia o individualmente.
La historia ha cambiado.
¡Eso es ya historia…! Ahora los mensajes de WhatsApp, Telegram, los twists o incluso los mismos e-mails, se puede enviar en el mismo instante, y en un abrir y cerrar de ojos habrá llegado a su destino en la otra parte del globo terrestre. Esto se podría entender para aquellas personas que están muy lejos de nosotros, pero resulta que, con los más cercanos, hacemos lo mismo.
Y es aquí donde se corre el riesgo de que las relaciones interpersonales se recientan. Cuestión que ya Sherry Turkle contempla en su obra “En defensa de la conversación. El poder de la conversación en la era digital.” Una publicación con poco más de cuatro años, en la que ya nos ponía sobre aviso de lo que estaba ocurriendo en la conversación en esta época de la era digital. Luego vendría la pandemia y nos obligaría a confinarnos en nuestras casas y realizar una comunicación más online que offline… ¡Incluso!, estando debajo del mismo techo.
Reflexionando.
Desde estas líneas te animo a que leas el libro si aún no lo has hecho, y en caso de que lo hayas leído, reflexiones un poco sobre lo que en él se dice.
Pese a las dificultades que estamos padeciendo como consecuencia de la pandemia, hemos de tener claro que lo mejor es la comunicación cara a cara… ¡Bueno!, más bien mascarilla a mascarilla y dejar lo digital, para cuando realmente sea imposible vernos a cara a cara. Y eso, que yo me aprovecho de todo esto, realizando conversaciones vía Zoom sobre temas de interés desde mi canal de YouTube.
Por otro lado, te puede dar algo de idea, el leer un artículo de María Contreras Ovalle en ACEPRENSA titulado… “La necesidad de interactuar cara a cara en la era digital”. ¡Eso si! Siempre y cuando, que seas suscriptor de ACEPRENSA.
Recuperar el tiempo perdido.
En definitiva… Hay que “recuperar” esa empatía que se tiene a la hora de conversar cara a cara, de conocer la verdadera intención de un mensaje, cuando nos encontramos delante de quien lo emite, pues de este modo podremos ver su expresión facial, su lenguaje corporal y no verbal, además de su sentimiento a la hora de comunicarnos ese mensaje. De ese modo, seremos capaces de descifrar lo que se nos trasmite.
Cuestiones estas, que se pierden cuando recibimos un mensaje por vías digitales, donde es más difícil detectar lo que se nos quiere decir.
Aprovechemos estos días, para de algún modo, recuperar la conversación perdida y comunicar de una forma más offline.
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